¡Tengo un sueño!

 ¿Cuánto depende de mí para alcanzar ese sueño?

Planning is guessing

Jason Fried & David Heinemeier Hansson (ReWork)

Guts over fear

Diciembre me recibió con seriedad, ¡lo agradezco! Hoy te quiero compartir un poco de algo que hacia mucho no había experimentado, espero te sirva para diferenciar estos aspectos duros que nuestra mente se encarga de poner en nuestra camino cada que soñamos.

¡Tengo un sueño! Pero una vez más mi mente es mi peor enemigo. Me encuentro enredado en este inmenso y vasto limbo de imaginación. Pienso en alternativas y en formas de fracasar como ganar. Después de tanto ruido y una desesperación enorme, llegó el silencio, y desde el fondo escuche el susurro de mi mente preguntándome: ¿por qué estás tan alterado por cosas que no puedes controlar? 

Hoy, compartiré uno de los eventos más constantes que nos ocurren a todos en el día a día y que afectan nuestra visión al largo plazo, lo que viene a continuación no es una cura ni tampoco un regaño, es más un estilo a modificar y que hoy, después de haber sobrevivido a la prisión de mi mente, por fin puedo compartir contigo esta experiencia.

Todo comienza con ese sueño, con esa ilusión y con esos planes que poco a poco comienzan a formarse dentro de nuestra mente, ¡ups! ¿Un obstáculo? ¡¿Ahora qué hago?! Shhhhh. Guarda silencio. Observa lo que tu mente tiene que decir sin argumentar. ¿No se calmó? Cuestiona a tu mente de la siguiente manera: "si lo que me estás presentando son resultados que se encuentran fuera de mi control, ¿por qué haces que me preocupe?" 

Tanto si recibes una respuesta como si no, prosigue diciendo: "Si los resultados de determinada situación escapan de mi control, ¿qué aspectos si se encuentran en mi control?" Y entonces comienza la magia. Resulta gracioso y no se escucha muy prometedor, pero créeme que cuestionar a lo que piensas es más poderoso que dejar a la mente hacer lo que le plazca con la imaginación que tiene en su poder.

Ahora que sabes qué es lo que puedes controlar es momento de pasar a la acción y aferrarte a pensar que si en llegado momento tus acciones tendrán consecuencias que no te agraden, al final fue tu decisión, ¡tuviste el mando de tu destino! Y no ¡no lo echaste a perder! Más bien confiaste y, aunque perdiste, reconocer este fallo te la oportunidad de nuevamente ver que los resultados, en algunos casos, no estaban en tu control, pero lo que decidiste hacer ¡sí que lo estaba!

Esto quizá no suena alentador pero es prometedor creer que de alguna manera tomar acción basándote en las variables que puedes controlar, ¡te dan poder! Así que, levanta la mirada, pon esa canción que enciende ese espíritu ensordecedor que hace retumbar tu habitación, que te hace creer y que te incita a actuar. Porque, señoras y señores, no hay peor cosa que actuar por objetivos y resultados que no están en nuestras manos, y si estás confiando en lo que puedes hacer y controlar, eres un bienaventurado libre y entusiasta que puede hacer lo que se le antoje sin necesidad de probarle nada a nadie pues, ¿los resultados qué? Esos van y vienen y ni siquiera son tan importantes como creer en nosotros mismos y avanzar hacia lo que queremos a través de la acción controlable.

Es duro no alcanzar lo que soñamos pero planear es adivinar, trata de adivinar cuáles son las mejores acciones para ti y entonces, ubícate y avanza hacia lo que sea que quieras alcanzar. 

Un saludo querido lector y ¡ánimo! Sueña con los pies bien puestos en la tierra. ❤️​